Great ball of Christmas (madres omnipresentes)

Siempre he odiado a las madres omniprensentes en la escuela. Ya sabeis, esas mujeres tan dispuestas que siempre están ahí cuando el aire huele a fiesta, que recolectan el dinero de los mantecados del viaje de fin de curso, que te gritan en el pasillo por pisarle el espumillón y que han nacido con una capacidad innata para dar órdenes.
Siempre están esperando en la puerta del autobús cuando hay una excursión, a la que obviamente acudirán en calidad de voluntaria para mayor seguridad de los niños.
Son miembros del AMPA y parecen no tener nada más que hacer al margen de preparar la fiesta de otoño, de primavera, de invierno o de verano..
¡Pobres hijos de madres omnipresentes! siempre avergonzados, agachando la cabeza en las reuniones escolares cada vez que mamá abre la boca, temerosos de que en el próximo viaje su madre esté allí para joderles la marrana.

Ahora, como mamá de niña de preescolar, puedo verlas de cerca, estudiarlas a fondo. La navidad se acerca y qué mejor forma de ver quién es mamá omnipresente y quién no, que la confección del disfraz de Navidad para la escuela. Bola de Navidad, ese es el disfraz, ni más ni menos. Ahora eres madre y una de las tareas propias del cargo es confeccionar todo tipo de disfraces, ya sean renos, botas, campanas, castores (aún me parto cuando recuerdo el anuncio agentino) o una gran bola de Navidad.

Gracias a las nuevas tecnologías, es decir, al wasap, he podido comprobar como las madres sacan lo mejor y lo peor de si mismas en estos casos. Son todas un encanto, dando ideas de sus bolas y mostrando sus progresos para que las demás cojamos ideas y a la vez seamos conscientes de la mierda de bolas de navidad que estamos haciendo comparadas con las suyas. Yo había comprado materiales para una sencilla bola de navidad y cuando vi las otras bolas, corrí al chino a arrasar con las existencias de purpurina, espumillón, estrellitas y cualquier cosa que recargara la maldita bola, total, que la niña pueda caminar es lo de menos...

No, en serio, no sé cómo acabará el tema del disfraz, en el fondo sé que todas deseamos que nuestros hijos vayan monísimos y sobre todo se lo pasen bien, claro que aún mejor si la bola mola.

El caso es, que tengo una confesión: me gusta todo esto.Es más, me he apuntado como madre colaboradora para el tercer trimestre, joder. Vale, lo admito, tengo papeletas para madre omnipresente. Maldita sea.

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