DRAMAS VIEJOS, PENAS NUEVAS
Enciendo la radio de mi móvil y una canción me transporta a través de los auriculares en mis oídos a mi yo adolescente. La canción es actual pero su estribillo, sus acordes, la voz melosa del cantante (que está lo suficientemente bueno para haber podido ser el protagonista de mi carpeta de octavo de EGB), me devuelve a mi cuarto en tonos grises y malvas. A un metro cuadrado de losetas entre las dos camas donde bailaba las canciones de los Cuarenta Principales, los hits del momento: Laura Pausini y su "Marco se ha marchado para no volver"o Nek y su "Laura no está", se ve que se perdía mucha gente en los noventa, pero bueno para eso teníamos a Paco Lobatón. Ya me estoy yendo. Total, que la canción me ha devuelto a un momento de mi vida en el que desde luego había dramas, grandes dramas como un sobresaliente bajo en Matemáticas ( nunca se me dio bien la resolución de problemas) o aún peor, la NO mirada del chico que te gusta en el pasillo del instituto. Ahora parecen dramas de pacotilla, pero en aquel momento eran mis dramas y como tales los sufría y penaba agarrada a la almohada de mi cama cantando por la Pausini a grito pelado, "Quizá si tú piensas en mí, con los amigos te verás, tratando solo de ocultar, no es nada facil la verdaaaaaaaad".
Pues no, no era nada fácil, ni la verdad, ni la mentira, ni la vida a los trece, ni a los catorce, ni a los quince y pese a todo siempre había un adulto que te decía: "Disfruta porque estos son los mejores años de tu vida". Y tú pensabas que anda ya, que como iban a ser estos los mejores años de tu vida si te habían regañado ese día en clase de Naturales, te quedaban tres ejercicios de lengua por terminar y Paquito Pérez ni se había inmutado al verte en el recreo con tu jersey nuevo de Candy, Candy. ¿Por qué se quejaban siempre los adultos de su vida si no tenían exámenes, ni deberes para casa y podían decidir qué hacer con su tiempo y su dinero?
Pero yo, que siempre fui muy obediente, crecí consciente de que aquellos eran los mejores años de mi vida, y no quería que se me escaparan sin disfrutar todos los momentos, porque si todos los adultos coincidían en algo , no podía ser mentira. Así que disfruté mis dramas y lloreras todo lo que pude.
Y resultó que aquellos señores tenían razón, joder, era verdad que aquellos eran los mejores dramas. Resulta que cuando creces, aunque no siempre tengas deberes para para casa, no eres dueño ni de tu tiempo ni de tu dinero. En un plis plas se te ha llenado el circo de enanos y tienes tantos pequeños dramas de mierda que darías lo que fuera por volver a llorar por un Notable.
Pero no le digas a nadie que añoras aquellas minitragedias ,porque siempre habrá alguien, más mayor seguro, que te recordará lo afortunado que eres por vivir las cosas que ahora vives. Y yo, que sigo siendo muy obediente (ya debería de ir cambiando ese puto chip), les sigo hado caso, consciente de que añoraré estas penas cuando se transformen en otras.
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