De norias, camellos y Tino Casal ( ¡ que viva la feria!)
Me repito como el chorizo en la cena o las migas con ajo. Pero no puedo evitarlo, veo la noria en el horizonte, más alta que el Pico Cielo, el puesto de turrón junto a plaza Cavana y en un abrir y cerrar de ojos llevo puesta una mini de cuadros, las doctor Martin de imitación , un plumón corto verde militar y estoy en cualquier feria de los noventa. Mis amigas Celia, Sara, Melu, Laura...hacemos cola en el Saltamontes, que es siempre la primera atracción en honrar nuestras posaderas con trotes imposibles que acaban dejando moratones en el culo. Gritamos mientras saltamos, soy consciente de que acabaré afónica al día siguiente, pero la ronquera por diversión es uno de esos pequeños placeres maravillosos de la vida. Oteamos el horizonte desde las alturas, ¡un momento! ¿No es ese Fulanito? Dios mío sí, es Fulanito y sus amigos. La noche acaba de empezar y ya está resultando maravillosa. Después de la olla y el barco pirata, habrá que darlo todo en los coches de choque. Viceversa canta tu piel morena sobre la arena, Camela habla de cuando zarpa el amor y de repente, oh my god, ¡Suena Tino Casal con Embrujada! "Stop mi hada, estrella embrujada, víctima del desamor. Sube al coche, reina de la noche, olvida tu mal humor" y la está cantando para mí, porque resulta que he salido reina infantil de la Peña Nerjeña (fue por sorteo, salió el nueve y lo tenía yo) y piso fuerte la plataforma metálica de la atracción, me subo al coche (casi siempre de copiloto, igual que ahora) y tengo un solo objetivo en mente: darle de hostias al coche de Fulanito hasta reventarlo. Que me vea con mi banda y la corona, joder, que una no sale de reina todos los días, aunque haya sido por sorteo.
Los recuerdos de ferias pasadas se entremezclan y lo mismo estoy colándome con Sara debajo del escenario de la caseta municipal donde en breve actuarán No me pises que llevo chanclas (nos pillaron y nos echaron), que en el concierto de Manolo Tena mirando embobada a mi primer noviete (Fulanito, el de los coches de coches, el acoso automovilístico dio resultado) o bailando bajo la lluvia en Antonio Millón en la última y mítica feria que se celebró por aquellos lares.
El Cartojal, las carreras de camellos, avantti a tutti, a tutti jorobi, chocolatería y churrería hermanos Pernía, ¡y otra muñeca chochona!, venga vamos por un mojito a la caseta de Izquierda Unida, allí se preparan los mejores mojitos, otra vez a la olla, venga, no eres capaz. Si me vuelvo a montar en la cárcel, vomitaré, ¡ostras, están poniendo Sonia y Selena, volvamos a la caseta! Una y me voy, pero antes la hamburguesa más deliciosamente guarrindonga en El Lobo.
Ay...suspiro, otra vez la nostalgia. La silueta recortada de la Noria en el horizonte es una nueva pequeña puñalada al corazón melancólico. Las ferias ya no no son como las de antes, ¿o sí? Entonces recuerdo que me he comprado tres minifaldas pantalón para poder montarme en el toro o en la olla con total confianza (y avergonzar a mi hija adolescente de paso), que saldré a bailar, que me reencontraré con mis amigos entre sorbo y sorbo, que disfrutaré con mi hijo de todas las atracciones y que no me hace falta ganar ningún sorteo para sentirme una reina.
Nos vemos en la feria, amigos y con un poco de suerte, el día trece, estaré ronquísima.
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