De la lluvia de mayo, los hilos, los paraguas arcoíris y el (puto) universo



 


La lluvia de mayo, inesperada e inoportuna como encontrarte a tu ex el día que no te maquillaste. Golpea fuerte el olor a tierra mojada, a infancia en zapatillas mojadas, a calles de Málaga desbordadas al salir del estreno de Indiana Jones y la última Cruzada, a konty con mermelada de fresa viendo a Espinete y Don Pimpón. 

Hay días para mojarse y días para resguardarse, y a veces te pilla con el alma tan desordenada que no sabes cuál de las dos opciones te acomoda más. Escampa y busco en el cielo un arcoíris que no me brinda el universo. Puto universo. ¿Os dais cuenta que ahora ponemos puto delante de todo? Qué basto, qué ordinario, qué adictivo, qué liberador...puto puto.

Y pienso, influida por el petricor quizá, en los hilos indestructibles deshilachados, en las amistades que se quedaron en alguna rotonda sin señalizar, en las palabras que se guardaron para siempre. ¿Por qué pesa más lo callado que lo dicho? ¿Por qué hay armaduras que ni la lluvia consigue oxidar? ¿Por qué estoy hoy tan tonta? ¿Lluvia de mayo o menstruación? Puto mayo menstrual.

Dicen que hay hilos rojos que no se cortan ni con tijeras de podar amistades, que se aflojan, se tensan, pero nunca se destruyen, y haberlos hailos, eso lo sé yo que de integrales y derivadas no, pero de cosas invisibles entiendo un rato. ¿Os acordáis de Dragones y Mazmorras? Yo siempre me pedía ser Sheila, la ladrona, que se ponía su capa de invisibilidad y se quedaba tan ancha. Pues lo que decía, que me despisto, que sé que algunos hilos son indestructibles, sin embargo he visto partirse algunos que creí de acero inoxidable, o de algún material difícil de romper. Amistades que creí eternas se han venido abajo como un castillo de naipes con el viento de levante. Y no veas como se le queda el cuerpo por dentro a una cuando eso pasa, como si te hubieran hecho papilla, sin maicena ni nada, líquida del todo. Nunca me gustó la papilla.


Dice Jorge Drexler que cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da, nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, solo se transforma. Pues me parece, querido Jorge, que el universo empieza a acumular deudas. Dame hoy unas tijeras y verás qué limpieza de hilos me hago, te deshago la maraña cual Indiana Jones abriéndose paso en la selva a machetazos. Que no, que es mentira, que ya lo sabéis los que me conocéis bien, que yo no suelto nada, que yo me agarro a los hilos como Tarzán a las lianas y si hace falta los tejo de nuevo, los anudo, los sueldo. Esa es mi condena...

Al igual que los hilos, me enredo, empiezo hablando de la lluvia de mayo y acabo hablando de cualquier nostalgia, de cualquier pena... pero yo tengo un paraguas arcoíris (de venta en Alehop), que utilizo los días de lluvia en los que el universo no se digna a brindarme el ansiado fenómeno atmosférico  (puto universo) y está siempre disponible para el que quiera resguardarse a mi lado o para cerrarlo si lo que prefiere es mojarse, para seguir tejiendo hilos bajo la lluvia y si no...también tengo las tijeras de podar.




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