PASOS PARA UNA NAVIDAD IDÍLICA ( según las péliculas de Divinity) Expectativa vs. realidad

Desde hace semanas el canal Divinity emite no una, si no dos películas de temática navideña cada tarde. Estoy sufriendo porque veo que falta más de un mes para Navidad y temo que a este ritmo se les acaben y tengan que emitir películas con temática de Semana Santa la víspera de Nochebuena, con el consiguiente desequilibrio cósmico y posterior catarsis mundial.

Pero eso no es a lo que yo iba, así que centrémonos: zapeando un poco por este tipo de pelis he podido descubrir cuales son las claves para una navidad idílica:

Lo primero y más importante es que abandones el estrés de tu ciudad y te vayas a pasar las fiestas a un idílico pueblecito donde nieve, hagan competiciones de muñecos de nieve, carreras de trineo y guerras de bolas de nieve. Tan, o más importante incluso que esto, es que estés buenísima , no midas menos de 1,75 metros y no se te ocurra pasarte un gramo de los 53 kilos de peso. Pero tranquila, si no pareces un ángel de esos de Victoria Secret aún podrías ser la protagonista de una navidad idílica, en una peli norteamericana no, desde luego, pero puede que en una británica sí.
Lo segundo es hacerte con un viudo cañón, los divorciados también valen, pero no están tan codiciados como los viudos con hijas que al principio te detesten pero que para nochebuena ya te quieran como a una madre.
Y lo tercero y fundamental para tener unas navidades memorables en las que reine la magia y el amor, es que hagas la receta de galletas de jengibre de tu abuela. Por supuesto, las harás ataviada con tu mejores vaqueros, tu jersey rojo (también puede ser blanco) de cuello vuelto y recién llegada de la peluquería. Todo esto con el único fin de que el viudo te sorprenda en la cocina , le llenes la cara de harina entre jugueteos, pruebe tus excelsas galletas y descubra que se ha enamorado perdidamente de ti. Sí, exacto, por el estómago, a la antigua usanza. Lo que él quiere de ti es que sepas cocinar, tienes dos carreras y un máster en una universidad seria (en la Rey Juan Carlos no cuenta), ¿pero a quién coño le importa eso? ¡Es Navidad, por el amor de Dios!

Bien y ahora viene LA REALIDAD.

Tu pueblo no es precisamente idílico y nevar, nevar, no nieva, pero hacen una zambombá en navidad, pues ea, nos vale. Aceptamos barco. Sustituyes al viudo cañón por tu marido, al fin y al cabo eres consciente de que en ocasiones ha deseado ser viudo. Y con estos dos requisitos cumplidos, solo nos quedan las galletas. La receta no es de tu abuela, es de internet, pero estás segura de que ella habría mirado la misma página que tú si estuviera viva. También vale.

Y ahí estás tú, con el pelo recién lavado que a la peluquería no has tenido tiempo de ir, tu jersey navideño de H&M y la lista "Navidad Pop" sonando en Spotify. La cocina está monísima con todas las chorraditas que has comprado en casashop, bueno y en el chino, que para todo no te daba. De hecho has comprado tantos moldes navideños, mangas pasteleras y accesorios varios que no te queda encimera apenas para cocinar. Pero bueno, empiezas a amasar feliz al ritmo de All I want for Chrstmas is you.
Al poco te das cuenta que algo no ha salido bien, has puesto más aceite o algo, toda la masa se te queda pegada en los dedos y eso no hay manera humana de que pille forma, alguna, la que sea.

Escuchas a tus hijos peleándose en el salón por un juego de la Play, crees que alguno llora y te reclama.Pero no puedes acudir, estás viviendo un momento mágico de Navidad. Pones más fuerte la música. Pero aún así oyes a tu marido desde el baño:

-¡Niña,traeme papel anda,que estoy cagando y el rollo está vacío!

-No puedo, tengo los dedos manchados, estoy haciendo galletas. - Contestas digna desde la cocina.

-¿Galletas? ¿Y por qué las haces tú? Están de oferta en Carrefour y seguro que están más buenas.

Lo ignoras mientras piensas que tal vez la viuda debas ser tú. Y sigues amasando, pero ya sin música que  Mariah Carey  no para de sonar en bucle y te tiene hasta el moño.

Se te ha roto el papel de plata y se han caído todas al suelo cuando ibas a meterlas en el horno. No pasa nada. Vuelves a empezar. Tu marido entra en la cocina, con el culo limpio esperas, y te mira de reojo en plan "deja ya de ver Divinity".Piensas que si le da por mancharte la cara de harina justo ahora, en vez de besarlo, lo estrangulas directamente.

Ya queda poco, unos putos fíedos de colores por aquí y por allá antes de meter esas cosas en el horno y lo habrás conseguido.

Una hora después tu marido y tus hijos están reunidos en el salón probando esos fragmentos de harina y aceite que pretendían ser muñecos de jenjibre , abetos y estrellas, pero se asemejan más a excrementos ovinos aplastados. Por sus caras sabes que no deben saber mejor de lo que parecen, pero se los comen porque tú estás frente a ellos con un rodillo aún en la mano, cara de haberte venido la regla dos veces ese mes y amenazámdolos:

- U os coméis las galletas o no hay Rey Mago que ponga un pie en esta casa.

Y así queridos amigos, se consiguen momentos navideños inolvidables. Así que corred, corred a poner la tele y a empaparos del espítitu festivo, que estamos a mitad de noviembre y todavía no habés comprado el calendario de Adviento, descastaos.




Comentarios

Entradas populares