40

Ahí está: la mediana edad. No por esperada menos inoportuna. Al igual que mi primera regla, creo que me ha venido antes de lo que tocaba, aunque igual que pasó con mi menstruación, yo ya sabía del tema y estaba preparada para lo que iba a venir.
Llevo preparándome para los cuarenta desde que cumplí los treinta y nueve. De hecho creo que los treinta y nueve son una especie de COU antes de la universidad, te van preparando el cuerpo. No disfrutas plenamente de tu último año de treintañera porque la transformación a cuarentona es inminente.
 Pero resulta que al igual que pasó en la nochevieja de 1999 con el llamado y temido efecto 2000  , no pasa absolutamente nada cuando los cumples. No te salen patas de gallo de un día a otro ni se te quitan las ganas de ponerte minifalda un sábado por la noche. Es igual que los treinta pero con una connotación despectiva a la hora de designar la década en que te encuentras. Pasas de ser una terminación en "era" a una en"ona ", y eso duele un poco, pero no mucho.

Muchos creen que la crisis de los cuarenta llega al hacer balance de las expectativas versus realidad. Recuerdas los sueños que has tenido de joven y algunos, dos, tres o doscientos, no se han cumplido,pero yo estoy de acuerdo con lo que decía Robert Kincaid , el personaje que interpretó Clint Eastwood en los Puentes de Madison: "Los viejos sueños eran buenos sueños, no se cumplieron, pero me alegro de haberlos tenido". El balance entre las expectativas generadas en la adolescencia y la realidad del presente, no es mi problema, por fortuna, muchos de los sueños importantes se cumplieron con creces. La angustia , por calificar de algún modo el nudo en la garganta que se me forma al pensarlo, proviene del hecho de que he vivido ya algunas de las experiencias más bonitas e intensas de la vida: el primer beso, la primera cita con el amor de tu vida, el nacimiento de mis hijos...Algunas de esas cosas se antojan ya lejanas. Experiencias propias de la primera mitad de la vida que no volverán a repetirse. Esa conciencia de que forman parte del pasado y no del futuro, es lo que provoca esa especie de desajuste existencial que te ataca en la cuarentena.

Que quedan muchos sueños que cumplir e intensas experiencias por vivir, eso es seguro, no me caben en los dedos de las manos, y esa es justamente la segunda parte del drama de la mediana edad, una pregunta que te asalta como un ladrón en un callejón orcuro: ¿ME DARÁ TIEMPO A HACER TODO LO QUE ME GUSTARÍA EN LA VIDA?

La respuesta a esa es clara: NO. Ni en mil vidas me daría tiempo a hacerlo todo, porque hay tanto que vivir que el periodo de tiempo de vida humana que se nos concede se queda escaso. Habrá por tanto que creer en otras vidas, o en otras dimensiones o en una fe que te permita pensar que al final, lo podrás hacer todo.

No quiero que este parezca un post pesimista, no lo es. A mis 40 años yo solo estoy agradecida por las cosas bonitas que ya he vivido e ilusionada por recorrer lo que reste de camino.

No voy a teñirme el pelo de lila , a comprarme un deportivo (no podría aunque quisiera), a ponerme un tatuaje , ni nada que me haga creer que sigo siendo joven. No necesito creerlo, lo soy. Los años solo existen en el DNI y todos sabemos que hay personas de más de setenta con más espíritu y actitud en la vida que jóvenes de veinte.

Dicen que los cuarenta son los nuevos treinta y yo digo que son los que nos dé la gana que sean.

FELICES AÑOS, AMIGOS, CUALESQUIERA QUE SEAN LOS QUE TENGÁIS.

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