Si yo solo quiero bailar...

Quiero bailar. 

Pues baila, me dirán algunos.

Ya, pero es que yo quiero bailar en una pista de baile, con amigos, agarrados por los hombros, formando un corro, coreando al cantante del grupo invitado.

Egoísta, pensarán otros, ¡habrá tiempo para bailar! ¡qué insensatez querer bailar ahora, en mitad de una pandemia! Esto pasará y bailaremos y brindaremos.

Si yo ya lo sé, si yo ya sé que no se puede, que no está bien. Que hay gente que ha muerto, que otras lo pasan mal, yo no lo dudo y yo no pretendo no tenerlo en cuenta, ¿pero acaso no puedo desear bailar? ¿acaso ya no puedo expresar un simple anhelo en público? 

Qué tristes nos hemos vuelto, ya lo éramos antes, arrojando piedras en el tejado del vecino, alimentando la inquina en redes sociales al amparo de una foto de perfil, pero ahora, en plena pandemia, aún lo somos más. Tristes, grises, frustrados...deseando que tu "amigo" de Facebook de un paso virtual en falso para proceder al inicio del escarnio público.

Esto pasará, volveremos a vernos las sonrisas por la calle, respiraremos aire puro sin que un trozo de tela nos lo impida, cerraremos los bares y las calles. Que sí, que yo esto ya lo sé, pero, ¿de verdad nadie piensa que la vida es lo que ocurre mientras haces otros planes? ¿Nadie piensa que esta vida al ralentí es la vida también?

Atrapada en una versión mala de Footloose, consciente de que la vida es esto , es esta, la de ahora, me resisto a dejarlo todo para después, porque entretanto la chispa se escapa, la llama se tambalea y si no la avivas, se apaga. 

 ¿Acaso nadie tiene ganas de bailar como yo tengo?

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