De norias, camellos y Tino Casal ( ¡ que viva la feria!)
Me repito como el chorizo en la cena o las migas con ajo. Pero no puedo evitarlo, veo la noria en el horizonte, más alta que el Pico Cielo, el puesto de turrón junto a plaza Cavana y en un abrir y cerrar de ojos llevo puesta una mini de cuadros, las doctor Martin de imitación , un plumón corto verde militar y estoy en cualquier feria de los noventa. Mis amigas Celia, Sara, Melu, Laura...hacemos cola en el Saltamontes, que es siempre la primera atracción en honrar nuestras posaderas con trotes imposibles que acaban dejando moratones en el culo. Gritamos mientras saltamos, soy consciente de que acabaré afónica al día siguiente, pero la ronquera por diversión es uno de esos pequeños placeres maravillosos de la vida. Oteamos el horizonte desde las alturas, ¡un momento! ¿No es ese Fulanito? Dios mío sí, es Fulanito y sus amigos. La noche acaba de empezar y ya está resultando maravillosa. Después de la olla y el barco pirata, habrá que darlo todo en los coches de choque. Viceversa canta tu